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SALUD

El hombre como criatura de Dios es considerado por su constitución como una verdadera maravilla. Grandes dotes espirituales le fueron conferidas por Dios cuando salió de su mano creadora.

¿Por qué sufre la humanidad?

¿Hay un medio para remediarlo?

¡Toda la humanidad se halla enferma! Nadie puede negarlo. En todas partes tenemos pruebas palpables y evidentes de esto. La muerte hace su rica y terrible cosecha de vidas humanas en todas partes del mundo. Según una estadística el 98.5 % de las personas mueren prematuramente por enfermedades. Por eso el hombre actual se pregunta: ¿Cuál será la causa principal de estos graves sucesos? No está lejos y no es difícil encontrar respuesta.

 

El hombre, aunque obligado a vivir en esta tierra, se ha alejado completamente de la naturaleza. Pocos toman en cuenta las predominantes leyes naturales. Al contrario, casi todos los hombres están en pugna con ellas, justamente en la satisfacción de las necesidades más sublimes y naturales: "Comer y beber". Comidas y bebidas malsanas son por lo general la causa principal de todas las enfermedades.

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El hombre como criatura de Dios es considerado por su constitución como una verdadera maravilla. Grandes dotes espirituales le fueron conferidas por Dios cuando salió de su mano creadora. El hombre poseía al principio una mente sana y un cuerpo robusto. Entre cuerpo y espíritu había íntima armonía al igual que entre el hombre y Dios, su Hacedor. Ningún otro ser viviente era igual a él. Fue la corona de todas las cosas creadas. Y siendo el ser más sublime, debía dirigir al reino animal con todo cariño y dominarlo. Los animales le obedecían instintivamente y lo reconocían como su amo. No existía enemistad entre ellos y el hombre ya que éste ni siquiera pensaba en matarlos para comer su carne como un bocado exquisito. En cuanto al sistema de alimentación, tanto el hombre como los animales, obedecían espontáneamente a las prescripciones divinas, alimentándose exclusivamente con los productos de la tierra.

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Los primeros hombres tuvieron una muerte natural. No fue causada por enfermedades provocadas por un falso modo de vivir en comer carne y beber licor, como ocurre hoy día. Las primeras generaciones alcanzaron una edad avanzada absteniéndose de las comidas de carne y bebidas alcohólicas; mediante este sencillo régimen, aunque nos parezca increíble, alcanzaron una edad de casi mil años. Las Sagradas Escrituras relatan por ejemplo de Adán: "Y fueron todos los días que vivió Adán 930 años y murió". Se dice sobre Jared: "Y fueron todos los días de Jared 962 años y murió", y de Matusalén: "Fueron pues todos los días de Matusalén 969 años y murió". (Génesis 5:5, 20, 27).

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Estos números elevados de años de vida nos comprueban de la manera más evidente, el beneficio y los magníficos resultados de una alimentación exclusivamente vegetariana. Cuando las generaciones posteriores empezaron a comer carne, la edad de los hombres disminuyó 800 y más años durante el término de diez generaciones, alcanzando después solamente una edad de 100 a 200 años. La degeneración progresiva se hizo tan notable, que el hombre fue perdiendo en forma paulatina la resistencia y la longevidad.

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El promedio de vida hoy es de 32 a 40 años. ¡Qué contraste si nos fijamos en la edad de las primeras generaciones! La muerte de la mayoría de las personas de hoy día es prematura y causada casi siempre por enfermedades que son originadas por un falso modo de vivir, contrario a las leyes naturales, lo que quiere decir por comidas y bebidas mal sanas. Así, el 98% de los hombres mueren antes de tiempo por enfermedad.

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Es evidente que las comidas con carne tienen no solamente un influjo pernicioso y malsano sobre el cuerpo y todos sus órganos, sino también sobre el espíritu, la mente, el ánimo y en especial sobre el carácter. El que come carne acoge los rasgos animales y provoca la brutalidad. Los sentimientos nobles como cariño, compasión, amor, misericordia, paz, clemencia y otras cualidades más, se echan a perder en el carácter y en la mente de los hombres. Su lugar es ocupado por la violencia, ira, odio, riñas, sensualidad, y muchísimas otras pasiones que surgen del corazón humano. La conciencia se vuelve insensible e indiferente no permitiendo el desarrollo de los adormecidos dones del Espíritu. Este hecho ha sido confirmado por el Creador del cielo y de la tierra en la Biblia, y también reconocido por muchos hombres durante los 6.000 años de existencia de la tierra.

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Tenemos un ejemplo de la confirmación bíblica, el cual nos relata un pasaje de la corte babilónica. Se trata de cuatro jóvenes de Israel, Daniel y sus compañeros, los cuales sufrieron el cautiverio babilónico de la época del rey Nabucodonosor. El rey quiso que se les sirviese de las mejores comidas y bebidas de su propia mesa para que, según su opinión, resultasen hombres muy inteligentes. Pero los jóvenes se negaron a someterse a ese régimen, pidiendo una alimentación sencilla sin carne, la que dio como resultado que estos jóvenes fueran hallados diez veces más inteligentes que todos los sabios del gran imperio babilónico.

El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), el órgano de la Organización Mundial de la Salud (OMS) especializado en el cáncer, ha evaluado la carcinogenicidad del consumo de carne roja y de carne procesada.

La OMS declara que comer carne puede causar cáncer

Comer carne procesada (como las salchichas o el beicon) puede causar cáncer de colon, según acaba de concluir la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), un organismo dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Concretamente, advierten, cada 50 gramos diarios aumentan un 18% el riesgo de desarrollar este tumor.

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Aunque a nivel individual estas cifras no son muy elevadas, este organismo subraya que "teniendo en cuenta la cantidad de personas que consumen carne procesada en todo el mundo, el impacto global de su incidencia en el cáncer puede ser muy importante para la salud pública", ha explicado el doctor Kurt Straif, director del programa de monográficos del IARC. La agencia ha observado este vínculo principalmente para el cáncer colorrectal, aunque también han visto asociaciones para el cáncer de páncreas y el de próstata.

Este organismo evalúa periódicamente cientos de evidencias científicas para ir actualizando su clasificación de sustancias potencialmente carcinógenas para el ser humano. En este caso, tras evaluar 700 trabajos científicos, un grupo de 22 expertos de 10 países diferentes ha decidido elevar al grupo 1 de productos "cancerígeno para los humanos" a las llamadas carnes procesadas, cualquier producto que haya sufrido una transformación industrial (como jamones, lasañas preparadas, carnes envasadas, salchichas...). En esa misma categoría de máximo riesgo ya figuran, por ejemplo, el tabaco, el amianto o la contaminación ambiental.

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En el caso de la carne roja no procesada (ternera, cerdo, cordero, caballo o cabra), las evidencias no son tan concluyentes. Aún sí, la IARC también ha elevado su clasificación hasta el grupo 2A en el que se considera que existe una evidencia limitada, y se considera "probablemente carcinógeno para el ser humano". También en este caso, la relación más fuerte se ha observado con el cáncer colorrectal, aunque también para tumores de próstata y páncreas.

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Las reacciones de los productores de carne no se han hecho esperar, mientras que el Ministerio de Sanidad recuerda que no se debe comer carne roja más de dos veces por semana. Por su parte, la Federación Europea de Asociaciones Cárnicas (Clitravi) considera "inapropiado atribuir a un único factor un mayor riesgo de cáncer".

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En un comunicado, Ciltravi que representa a 3,000 empresas en 28 países de la Unión Europea, afirma que asociar la ingesta de carne con cáncer "es un tema muy complejo que puede depender de una combinación de otros factores, como la edad, genética, dieta, medio ambiente y estilo de vida. No es un único grupo de alimentos específicos por sí mismos el que define los riesgos asociados con la salud, sino la dieta en su conjunto, junto con algunos otros factores", como el tabaco o la contaminación o la falta de ejercicio.

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Además, recuerda que "organismos oficiales, sociedades médicas y expertos recomiendan el consumo de todos los grupos de alimentos a fin de tener una dieta sana, variada y equilibrada, incluyendo un consumo moderado de carnes y productos cárnicos".

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Estudios científicos

 

La relación de los cárnicos procesados con ciertos tumores no es nueva. De hecho, uno de los estudios sobre dieta y cáncer más prestigiosos, el llamado EPIC (en el que participan 23 centros de 10 países europeos, entre ellos España) ya alertaba en 2013 del riesgo derivado de algunos ingredientes que contienen estos productos; como la sal o las nitrosaminas (que se añaden para impedir la contaminación bacteriana de la carne).

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En el caso de España, todas las estadísticas alertan de que el consumo de carne roja está muy por encima de lo que recomiendan los organismos internacionales, que hablan de en torno a 70 gramos al día (mientras que en nuestro país la cifra alcanza casi los 250-300 gramos diarios).

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Por eso, como ha señalado en el comunicado de la IARC Chirstopher Wild, director del organismo, este informe refuerza la necesidad de que las actuales recomendaciones dietéticas limiten la ingesta de carne. Un producto que, por otro lado, admite, tiene un "valor nutricional". "Los organismos y gobiernos nacionales deben equilibrar los riesgos y beneficios del consumo de carne roja y procesada para hacer las mejores recomendaciones posibles".

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Se estima que unas 34.000 muertes por causa de cáncer están asociadas a alto consumo de carne procesada.

Dios había dado a conocer este hecho a través de sus profetas

En el año 1863 se le dio un mensaje importantísimo al pueblo adventista y al mundo a través de la hermana Elena G. White. El mensaje de la Reforma Pro salud.

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Con respecto al daño que ocasiona el consumo de carne ella había declarado.

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"Los males morales derivados del consumo de la carne no son menos patentes que los males físicos. La carne daña la salud; y todo
lo que afecta al cuerpo ejerce también sobre la mente y el alma un efecto correspondiente. Pensemos en la crueldad hacia los animales que entraña la alimentación con carne, y en su efecto en quienes los matan y en los que son testigos del trato que reciben. ¡Cuánto contribuye esto a destruir la ternura con que deberíamos considerar a estos seres creados por Dios!"—El Ministerio de Curación, 242, 243 (1905).

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"El uso común de la carne de animales muertos ha tenido una influencia deteriorante sobre la moral así como sobre la constitución física. Una salud pobre, en una variedad de formas, revelaría ser resultado seguro del consumo de carne, si pudiera rastrearse la causa del efecto".—Manuscrito 22, 1887.

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"Los que usan carne desatienden todas las advertencias que Dios ha dado concerniente a esta cuestión. No tienen evidencia de que andan en sendas seguras. No tienen la menor excusa por comer carne de animales muertos. La maldición de Dios descansa sobre la creación animal. Muchas veces cuando se come carne, ésta se descompone en el estómago, y produce enfermedad. El cáncer, los tumores y las enfermedades pulmonares son producidos mayormente por el consumo de carne".—Pacific Union Recorder, 9 de octubre de 1902.

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"Si conocierais solamente la naturaleza de la carne que coméis, si vierais los animales vivos cuya carne es tomada cuando se matan, os apartaríais con asco de la carne. Los mismos animales cuya carne coméis están frecuentemente tan enfermos que, si se los dejara, morirían por esa causa; pero mientras todavía está en ellos el aliento de vida, son sacrificados y traídos al mercado. Incorporáis directamente en vuestro organismo humores y veneno de la peor clase, y sin embargo no os dais cuenta de ello."—Testimonies for the Church 2:404, 405 (1870).

Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas. Amós 3:7

"Muchos mueren de enfermedades causadas totalmente por el consumo de carne; sin embargo, no por esto el mundo parece actuar con más sabiduría. A menudo se matan animales que han sido transportados a través de una distancia considerable para faenarlos. La sangre se ha calentado. Están llenos de carne, y han estado privados del ejercicio saludable, y cuando tienen que viajar tanta distancia, se enferman y se agotan, y en esa condición son sacrificados para el mercado. Su sangre está muy inflamada, y los que comen su carne, comen veneno. Algunos no son afectados inmediatamente, en tanto que otros son atacados por dolores agudos, y mueren de fiebre, cólera o alguna enfermedad desconocida.

 

Muchísimos animales cuyos dueños sabían que estaban enfermos, son vendidos para el mercado de la ciudad, y los que los compran no siempre ignoran este hecho. Especialmente en las ciudades mayores esto se práctica en gran medida, y los que consumen carne no saben que están comiendo animales enfermos.


Algunos animales llevados al matadero parecen darse cuenta por instinto de lo que está por ocurrir, y se ponen furiosos, y literalmente enloquecen. Son sacrificados mientras se hallan en ese estado, y su carne es preparada para el mercado. Su carne es veneno, y ha producido, en quienes la han consumido, calambres, convulsiones, apoplejía y muerte repentina. Y sin embargo la causa de todos estos sufrimientos no se atribuye a la carne.


Algunos animales son inhumanamente tratados mientras se llevan al matadero. Literalmente son torturados, y después de haber soportado muchas horas de extremo sufrimiento, son sacrificados. Se han preparado cerdos para el mercado aun mientras la plaga estaba en ellos, y su carne tóxica ha esparcido enfermedades contagiosas, y la consecuencia ha sido una gran mortandad."—Spiritual Gifts 4:147, 148 (1864).

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